El espíritu de la elaboración de los píib en los pueblos mayas

Fotografias de Wilma Ventura / Píib recién exhumado

Cuando en Yucatán llega la época de los finados, o del Janal Pixan o de los píib, la ansiedad de muchos es en qué momento podrán morderlos.
Pero para los que cocinan el famoso pibil waaj sus preocupaciones son otras: desde la procuración de los ingredientes hasta la eventualidad del estado del tiempo.

Este año, por ejemplo, las lluvias recientes han humedecido demasiado la tierra y hacer el píib en cierta fecha representó problemas para no pocos. Un detalle sin importancia para los citadinos sin embargo, que solucionan el inconveniente con el horno de la estufa de casa o llevando los panes al horno de la panadería.

Pero cocer el píib en un hueco de la tierra no es opcional para muchos en los pueblos mayas.

Un píib bien hecho está ki’; un píib mal hecho ma’ ki’i’. Es decir, un píib bien hecho sabe rico; uno mal hecho no sabe rico. Y para muchos sólo es bueno el píib (pan) que es cocido en un píib (hueco que hace de horno) y los ingredientes administrados de cierta manera.

Exhumación de los píib

El viernes en la mañana Wilma Ventura, vecina de Kanasin, pero criada en el Oriente de Yucatán, aprovechó la mañana para ir a los montes cercanos y traer madera del árbol de ja’abin. Con esta madera se calienta mejor el horno; con sus hojas –y otras más–  se cubren los panes una vez depositados.

Muchos detalles rodean el ritual de elaboración de estos panes, desde las fechas en que suelen hacerse en familia (si el 31 de octubre, o si el 1 ó 2 de noviembre, o a los ochos días, o a finales de mes) hasta la preparación.

Por ejemplo, Wilma Ventura señala: “En mi caso acostumbro incluir los tomates y la cebolla cuando hiervo el pollo. De esta manera, se disuelven en el caldo y ya están ahí cuando se le pone el táan (mezcla con que se engrosa el caldo) y se conforma el k’óol.  En cambio, he visto que en muchos casos la gente añade tomate y cebolla cortados (así crudos, che’e’eche’) cuando el pan ya está formado, justo cuando ya van a colocarle la tapa.  “El resultado no es agradable, al menos para mí. El sabor que resulta es áspero y además el pan se aceda con más facilidad.”

La señora Wilma Ventura, estudiante de Creación Literaria en Lengua Maya en el Centro Estatal de Bellas Artes, fue crecida por su abuela en un villorrio (kajtalil) en el oriente de Yucatán y heredó conocimientos peculiares de esa área, incluyendo el dominio del idioma.

En Yucatán la memoria de los muertos flota en el ambiente durante todo noviembre, y son días de recogimiento.

Colocación de la leña para hacer el horno

José Natividad Ic Xec

José Natividad Ic Xec es director de elchilambalam.com y mayapolitikon.com

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