La Revista de la Asociación de los Profesores de Literatura Clásica, n° 148, de diciembre de 2013, publica en su sección Críticas el siguiente texto sobre la edición francesa de La mujer sin cabeza y otras historias mayas. La autora, Sylvie Nourry Namur.
Siempre da gusto presentar un libro publicado por una colega y amiga, sin embargo este librito [La femme sans tete] es todavía más importante pues abre la curiosidad y el apetito de todos los que gustan, a través de los mitos griegos, trasladarse a la época en que la humanidad empieza a poner en palabras sus miedos, dudas y adoraciones ante las « extrañezas inquietantes del mundo » : así es también el estado de ánimo al nos traslada este librito.
Entramos a una « otra parte », a una « otra manera », pero no para tener miedo de esta diferencia. Al contrario : el autor José Natividad Ic Xec, maya y mayahablante, hace una advertencia que deberían tener como principio todos los maestros que enseñan los cuentos : « hablar con un abuelo maya es tener contacto con un pozo de sabiduría ; un abuelo es una máquina del tiempo que conduce a las profundidades del pasado. » Teniendo este « ¡Abrete Sésamo! » cruzamos el Tiempo como el ángel Heurtebise de Cocteau, y nos encontramos rodeados de personajes con pensamiento mágico, pensamiento que encanta en todos los sentidos de la palabra, que recuerdan a chamanes, a magos y a las innumerables « viejas » de los cuentos e historias ancestrales.
Lo que llama la atención es la constancia con la cual siempre cruzamos las puertas de lo Invisible y es también el espíritu de este Invisible : toda la naturaleza es pensamiento. « Todo es sensible » ya han dicho Pitágoras, Swedenborg y Nerval. « Conozco esta creencia de que todas las cosas ‘sienten’, que están vivas. Que ellas y nosotros hacemos uno. » Y así, una abuela, entre las « gotas gordas » de una lluvia fuerte, exclama : « Ki’ u yu’ubik wale’ (lo ha de sentir rico), me dice ella en maya mientras sonríe y una dulce paz se adivina en su rostro. » Esta abuela es la madre del autor, y su fotografia inaugura el capítulo, así situado por debajo de « esa expresión solidaria, de comunión » que el autor espera que tenga también el lector: y logra hacerlo sentir.
[pullquote] “El nuevo Sol se acerca : oye sus pasos”. Se siente desde dentro en esta frase la historia del alma de un hombre invadido por el pasado y la espiritualidad, lo que explica su generosidad, regalando a las patrias de los conquistadores su propia patria, con sus campos, sus pueblos, su luz que el Occidente casi apagó. Sylvie Nourry Namur. [/pullquote]
También llama la atención la constancia con que el hombre siempre afronta los tres reinos, mineral, vegetal y animal. Cada uno de estos, así como el reino humano, tiene un poder ambivalente, protector y apotropaico. Parece fácil la oposición entre las aves portando espiritualidad y las serpientes ctonias, materiales y mortíeras. Sin embargo, el veneno de las unas así como el excremento de las otras son a veces benéficos o maléficos. Como el pharmacon griego, veneno y medicina en uno.
Esta larga mirada sobre una especie de chamanismo universo es muy agradable, reflejado por una traducción que pasa de la fluidez del francés a la frescura del extraño y extranjero, cuando restituye las palabras mayas en cursiva, cuyo enigma se resuelve al final del libro : hace como una conversación desde los mayas clásicos a los mayas vivos, y del Yucatán a Nicole Genaille. Se siente su entusiasmo para esta civilización, la ancestral y la actual, de la cual da las llaves en un epílogo llamado « una nueva aurora. »
El libro fue escrito en el momento en que Occidente dudaba entre un redescubrimiento copernicano y una pasión supersticiosa por un fin del mundo programado. Esto explica el epígrafe que habla del Sol [El nuevo Sol se acerca : oye sus pasos: el Chilam Balam], y nos invita a « oir sus pasos » y quizá a entenderlos. Se siente desde dentro en esta frase la historia del alma de un hombre invadido por el pasado y la espiritualidad, lo que explica su generosidad, regalando a las patrias de los conquistadores su propia patria, con sus campos, sus pueblos, su luz que el Occidente casi apagó.
Es todo un universo que surge de esta tierra, un universo de miedos y de hechizos de los cuales se deben prevenir. Entendemos entonces que, lejos de la mera « superstición » y sus corolarios, la brujería y la magia, el pueblo maya desarrolló una experiencia de la realidad que se transmite en una espiritualidad emocionante. Sin embargo quizá nosotros, demasiado racionales, nos repugna reconocer este valor y proximidad a la tierra. Hipócrates, Plinio y Galeno ya lo dijeron, si sabemos leerlos. Y abordamos con curiosidad este códex de Cháak así como nos dan la llave para entenderlo, estos glifos por los cuales la especialista de los cultos isiacos vuelve a encontrar la felicidad de los jeroglíficos, dando sentido en donde el común de los mortales solo ve dibujos.
Tomemos por nuestro cuenta la dedicatoria bilingüe de la estatua erigida en Nueva York en 1892 para Cristóbal Colón : « Al mundo donó un mundo » : asimismo José Natividad Ic Xec y Nicole Genaille nos ofrecieron « un mundo », y ahora, el libro es bilingüe. – Sylvie Nourry Namur, “Professeur agrégé des Lettres”, maestra de literatura francesa y de griego.