Para una generación que conservamos todavía sin muchos cambios las tradiciones de nuestros antepasados mayas, este jueves 7 de noviembre hemos comido tamales, preámbulo del día principal que es mañana 8, que es el gran día que llamamos biix (octava u ochovario). Los pibes los comeremos mañana, los mismos que ofreceremos a las almas de nuestros seres queridos, que comenzarán su recorrido de regreso al lugar del descanso eterno. No obstante, su partida definitiva será el 30 de noviembre, que es conocido como el día de kuuch píib.
Para nosotros los mayas las almas de nuestro seres queridos regresan a visitarnos en estos días del Janal Pixan, como cuando vivían sobre la tierra. Jamás vamos a ver un rostro descarnado o un alma arrastrando cadenas. Si hay niños pequeños en casa, se les amarra en la muñeca un hilo negro para que las almas, al visitar el hogar, sepan que son niños, que son de kuxa’an lu’um (tierra viva).
Para el día 8 por la noche se colocan los cabos de la velas encima de las albarradas para alumbrarles el camino, y hay poner las velas a pesar de la luz eléctrica porque la luz es distinta.
Los respetuosos de estas costumbres limpiamos todo en casa, lavamos la ropa sucia antes de la llegada de las almas. Mi abuela convidaba a los vecinos a limpiar las puertas de sus casas, a lechar la albarrada, a quemar basura y otras tareas (hoy esperamos que el Ayuntamiento limpie todo, lo cual es en vano). Si las almas fueran de carne y de hueso se les mojaría la ropa en los charcos de agua y lodo de las calles, ¡que bueno que no lo son! porque regresan limpias después de haber venido a convivir con nosotros.
Muchos no hicieron los “finados” en esta ocasión. En las casas no se veían ni las flores en las puertas que se acostumbraba pero sí se vieron en las calles calabazas de plástico colgadas de las casas, murciélagos, tela de arañas, esqueletos comprados para ambientar su casa pero se han olvidado de colocar las flores de amor seco, xtes, xpujuk y del aroma del incienso.
Nuestras tradiciones ya se parecen a un carnaval.
Hoy comienza la marcha de nuestras almas, y los que murieron hace poquito tendrán que cargar las velas chicas de las otras, ya que se vuelven kuuch kib (cargadores de velas).
Conservemos nuestras tradiciones. Honremos a nuestros muertos.– María Luisa Góngora Pacheco, escritora y directora del grupo de teatro Chan Dzunu’um, en Oxkutzcab.