Al campesino maya no se le enseña nada, porque todo lo sabe

Bernardo Xiu, Virginia González y Sinecio López,   en el auditorio del Cephcis-UNAM, en Santa Lucía, Mérida.

Bernardo Xiu, Virginia González y Sinecio López, en el auditorio del Cephcis-UNAM, en Santa Lucía, Mérida.

Las políticas del gobierno quieren extinguir al campesino y poner en su lugar a empresarios a los que luego otorga financiamiento, afirmó anoche Atilano Ceballos Loeza, presbítero, director de la escuela agroecológica U Yits Ka’an con sede en Maní, en la presentación del libro Escuelas Campesinas, 10 años en movimiento (Ediciones de la Universidad Autónoma de Chapingo, UACH).

El presbítero señaló la trascendencia del trabajo que realiza la escuela (no a la manera tradicional) al acompañar a familias campesinas a volver a sus raíces, que es trabajar la tierra y hacerla fructificar.

Es necesario comprender “que no todo tenemos que comprar”, que podemos nosotros mismo producir nuestros alimentos, afirmó en una respuesta Virginia González, investigadora de la UACH. “Es importante comprender que la diferencia entre comprar y producir nuestros alimentos es salud”, agregó. “Para mejor explicarme a veces yo les digo a los que preguntan: ‘esto que comes es un cancerato de sodio y esto otro es un chingatazo de potasio’”.

El espíritu de U Yits Ka’an lo expresó categórico Atilano Ceballos: “Al final, todos tenemos que aprender a producir algo de comer”.

[pullquote]“Para mejor explicarme a veces yo les digo a los que preguntan: ‘esto que comes es un cancerato de sodio y esto otro es un chingatazo de potasio’”. Virginia González. [/pullquote]

“Nosotros no enseñamos nada al campesino, porque él ya lo sabe”, señaló en su momento Bernardo Xiu, uno de los fundadores de U Yits Ka’an. “No desde poco antes de 500 años, sino desde hace miles de años el campesino ha venido heredando de sus antepasados lo que ahora sabe”, señaló. “Entonces nosotros sólo los ayudamos a recordar lo que ya saben y a ponerlo en práctica”.

De Bernardo Xiu, Atilano dijo que “es un hombre capaz de reconocer de dónde proviene un campesino con sólo observar cómo sujeta el mango de la coa cuando desyerba (además de que es de apellido Xiu).

Cuando los emisarios de U Yits Ka’an llegan a una comunidad lo primero que escuchan de los campesinos es “qué nos vas a dar”, “qué recursos traes”… Aquí comienza nuestro trabajo de “deseducar”, señaló a su vez Sinecio López, también investigador de la Uach. Se trata de educar para la libertad, para el libre pensar, de romper el paradigma que prevalece en la mentalidad del educando, de romper la dependencia de maestro-alumno.

Túunben sa' yéetel iis waa, a'biak te' UNAM, Jo'. Atoles nuevo y tortillas de maíz nuevo, ayer en UNAM, Mérida.

Túunben sa’ yéetel iis waa, a’biak te’ UNAM, Jo’. Atoles nuevo y tortillas de maíz nuevo, ayer en UNAM, Mérida.

La presencia de U Yits Ka’an se ha entendido poco a poco, con arduo trabajo con resultados a largo plazo. Actualmente tiene presencia, además de Maní, en Peto, Valladolid, Yokdzonot, Hunucmá y San Simón (en donde viven “los mayas más marginados que haya visto, marginados en todos los márgenes por haber”, según recalcó Atilano Ceballos, “porque primero fueron expulsados de Uxmal…” )

En el auditorio del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM, en el marco del Festival Maya Independiente Cha’anil Kaaj, Atilano Ceballos recordó este jueves 25 que es necesario “recampesinar” al campo. En algunas culturas se considera el hombre originado de las abejas, del agua, del maíz, de la tierra que es humus. Es necesario entonces “recampesinarnos” nosotros mismos, de reconocernos como tierra, de volver a la tierra y cultivarla.

Un atole nuevo (túunben sa’) repartido en jicaritas y unas tortillitas de maíz nuevo (iis wáa) en servilletas de papel cerraron el evento de la noche, cortesía de los amigos de U Yits Ka’an.

Deja un comentario

scroll to top