Vicio académico: la “vampirización” de los conocimientos de los pueblos mayas

Por Gilberto Avilez Tax, doctor en Historia de Yucatán

Cargador maya

Un lugareño acompaña a un arqueólogo. La imagen fue tomada por elchilambalam en un pasillo del INAH Mérida.

Leyendo el ameno libro de Luis Ramírez Aznar, El saqueo del cenote sagrado de Chichén Itzá,[1] que describe la carroñera forma con que Edward H. Thompson, ese granuja pagado por el Museo Peabody, valido por malos yucatecos, sustrajo de Chichén Itzá un ingente patrimonio histórico y arqueológico del legado de los mayas (“un gigantesco saqueo”, apuntó Teobert Maler), me han surgido algunos comentarios que continúan lo que anteriormente he escrito en un precedente artículo.[2]

El saqueo, desde el contacto indo-europeo, continúa todavía en pleno siglo XXI. En la antropología –y en la historia y hasta en la etnohistoria– está muy presente esa especie de vampirización de los saberes, o lo que es lo mismo, una especie de colonialismo interno de la ciencia en Occidente –la lógica extractiva de la “ciencia hegemónica”, muy similar a la economía extractiva que se dio en la Colonia–, y que se construye de esta forma (no soy exhaustivo):

Esta vampirización solo se da del centro hacia las periferias: universidades gringas, europeas o japonesas, mandan a heraldos especialistas para colonizar y depredar regiones del trópico, como es el caso de la Península de Yucatán (a los vampiros y vampiresas, se les conoce como “yucatecólogos” o “mayistas”).

Se presentan con los carnets de “investigadores” y generalmente se acercan a universidades del trópico.
También existe una vampirización autóctona: la que se da del centro mexicano hacia las periferias, o bien las que se da de centros regionales hacia las periferias: gente de la UNAM, de la UAM o de otras universidades, o gente de la UADY o hasta del CIESAS, se presentan en los bosques tropicales donde abundan los “bárbaros”, para saber de ellos, conocer sus lenguas, ayudarse de ellos para hacer gramáticas o para hacer sus libros o artículos, con ellos pero sin ellos.

Todos estos neo colonizadores del saber refuerzan sus andanzas tropicales debido a que la estructura académica de México es racista, clasista o cerrada al diálogo de saberes y solo piensa que la ciencia y el conocimiento y la sapiencia viene de esos lugares de la “modernidad”: es una academia cercana al yanqui, al europeo, al japonés, o colaboradora autóctona de ellos. Incluso es una academia que estudió con el yanqui y piensa que el yanqui es el non plus ultra.

Los colonizadores buscan a sus “informantes clave”, a sus “mayas del saber” para que les otorguen su sabiduría prístina, milenaria. Y, recientemente, muchos estudiosos mayas se han insertado en las universidades regionales: fácil son presa de estos vampiros y vampiresas de la ciencia extractiva: el halago por aquí, la gabachería por allá, el “hacemos juntos un artículo por acuyá, el “te doy los créditos debidos y apareces como coautor”, etc., etc. Esto se repite con algunos “seudoinvestigadores” autóctonos que le comen el mandado a los amigos de los pueblos y les sacan la información a colaboradores, y no tienen ética alguna de decencia. (He visto mucho de este colonialismo que se dan entre comanches y mayas).

Generalmente se les usa a estos compañeros “informantes”, a estos profesores que hablan la lengua maya y están imbuidos de la cultura pueblerina, de una forma por lo demás indecorosa: los vuelven “NEO TAMEMES”, y bien que les pase por creerles a los vampiros rubicundos (o en su defecto, vampiros y vampiresas morenazos).
De la ciencia extractiva muy pocos sabrán los resultados hasta años después, cuando a alguien se le ocurra, si es que se le ocurre, publicar el texto o el artículo en español. O bien, cuando vienen los viajes a España o Yanquilandia, de los vampiros y vampiresas morenazos.

Algunos vampiros hasta son capaces de poner residencia permanente en estas lajas del señor XIU o del señor Itzá, pero bueno, esto es simple negocio.

Desde luego, con estos apuntes no estoy diciendo que el conocimiento no se debe abrir: estoy pugnando porque las academias y universidades del centro (sean del centro global o nacional), otorguen transferencias correctas de conocimiento a las periferias porque en la lógica global no existen comunidades aisladas. Todo es una codependencia desde que el mundo global nos afecta a todos.

Pugnamos por la desaparición de esos mercaderes del saber y de esos colonizadores de la ciencia extractiva.

[1] Luis A. Ramírez Aznar, El saqueo del cenote sagrado de Chichén Itzá. Prólogo de Luis Ramírez Carrillo, Editorial Dante, Mérida, 2015.

[2] Véase mi texto: No inviten a los antropólogos: diatribas contra los mayistas. Noticaribe, 25 de febrero de 2017. En http://noticaribe.com.mx/2017/02/25/no-inviten-a-los-antropologos-a-sus-fiestas-diatrabas-contra-los-mayistas-por-gilberto-avilez-tax/

 

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