El historiador Gilberto Avilez Tax reinvindicó el heroísmo y la solidaridad de los pobladores de Peto en el contexto de la Guerra de Castas, un hecho que los estudiosos de ese período han dejado casi siempre a un lado. Durante la presentación de su tesis doctoral, “Paisajes rurales de los hombres de las fronteras: Peto (1840-1940” [descarga AQUÍ], en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas) este viernes al medio día, Avilez contó a un selecto grupo de intelectuales el proceso que siguió para elaborar el trabajo que finalmente concluyó en un volumen de más de 700 páginas tamaño carta.
En su presentación, el actual profesor de la Universidad Intercultural de Quintana Roo (en José María Morelos) narró escenas poco conocidas sobre la historia de Peto que colocó entre un puñado de poblaciones que van de Valladolid a Chan Santa Cruz (hoy Felipe Carrillo Puerto), poblaciones que llamó “fronterizas”. La historia conocida coloca en el escenario Chan Santa Cruz y Mérida como los únicos puntos que se debatían en aquellos años, y no tomaba en cuenta el papel de las poblaciones “periféricas” que también jugaban un papel crucial en los hechos, indicó. No obstante, dijo, hay que recordar que después del período más intenso de la guerra social muchos líderes se asentaron en Peto y jugaron un papel importante.
Personajes caídos al olvido, como un tal Rivero; personajes que jamás un escolar petuleño de hoy día tendría idea jamás desfilaron en diferentes momentos en la ponencia de Avilez.
Abogado de formación, el historiador es hoy por hoy acaso el primer autor de una “historia de Peto”, cuyos lugares conoce por haber crecido ahí, y razón por la que eligió trabajar en ello. Convencido en que un historiador debía indagar realmente en lo que “significara” para él (una elección mediante el “hígado”, como diría citando a un autor) optó por su pueblo natal y no se limitó a leer las fuentes escritas sino recorrió e “hizo piernas” en los caminos de los pueblos petuleños donde recogió versiones orales de eventos que casi siempre tenían correspondencia con las fuentes escritas. Y no sólo eventos históricos, sino la colecta se extendió a las narraciones fantásticas.
Para documentarse sobre esa región no dudó en bucear en documentos innumerables del siglo XVIII que encontró muy bien ordenados, un poco más difícil las fuentes del siglo XIX y muy poco material en el siglo XX.
Pero mientras el historiador narraba, el cronista se imaginaba una “Historia de Peto” ilustrada y destinada especialmente a las escuelas de la villa para que la gente conozca su pasado y conserve la memoria. Personajes, eventos heroicos, líneas del tiempo, etapas históricas significativas, obras relevantes, frases célebres. Anécdotas curiosas… Todo en un librito esquemático bien ilustrado de 25 páginas.
Los asistentes, entendidos en la materia, elogiaron al autor e hicieron preguntas específicas sobre el trabajo que fue presentado en el marco del Seminario de metodoloía de la historia e historiografía, organizado por el Ciesas. Se interesaron sobre todo en periodo chiclero, el problema de las propiedad de las tierras como detonante de rebeliones y el papel de la mujer en los campamentos chicheros.– Mérida, 29 de octubre de 2016.