¡No quiero!: un grito de resistencia en jeroglíficos mayas

El llamado "alfabeto de Landa"

El llamado “alfabeto de Landa”

El grito quedó impreso y todos podemos constatarlo; la actitud insumisa del “indio”, el espíritu rebelde de la raza se expresó en unos dibujos indescifrables para el fraile, y gracias a su ignorancia la frase quedó para la posteridad.

–¡Ma’ in k’áati’: ¡No quiero!

Un grito de resistencia plasmado en caracteres mayas antiguos con alrededor de cinco mil años de tradición.

Porque los mayas teníamos una escritura con que expresábamos nuestro mundo; es verdad que no era un sistema que era del dominio de todos, pero había, teníamos, y el sak wíinik (hombre blanco, el español “conquistador”) lo extinguió o creyó haberlo extinguido.

Por fortuna no fue así.

El fraile torturador de “indios” escribía un informe sobre su desempeño en tierras mayas, una “relación de las cosas de Yucatán”, y llegó el momento de hablar del sistema de escritura. Y con ayuda de un maya ilustrado intentó dejar una especie de “alfabeto” maya antiguo que evidentemente no comprendió.

¿Quién era el misterioso ayudante de Diego de Landa? No lo sabemos pero los especialistas dicen hoy que no hubo entendimiento entre el fraile y el “informante maya” y éste, harto, aprovechó una oportunidad para ensartar su frase provocativa en el texto del fraile tan querido por muchos que hoy se olvidan de la historia.

–¡Ma’ in k’áati’: ¡No quiero!

Un grito que escribió en jeroglíficos y que él sí comprendía desde luego.

Fue un ruso, Yuri Knórosov, quien halló una forma de descifrar la escritura maya y después de él un puñado de especialistas de distintos países los que se han dedicado a dilucidar “el misterio”, y es posible hoy día tener un acercamiento a ella e incluso iniciarse en su aprendizaje.

La antigua escritura de los mayas (o lo que hasta nuestros días se ha develado) está hoy al alcance de los interesados. En Mérida es posible estudiarlo en el Centro de Epigrafía Maya Yuri Knórosov, en su local ubicado en el pleno centro de Mérida. A cambio de una cuota de 200 pesos al mes, el estudiante asiste a dos sesiones de dos horas cada una, dos veces a la semana.

“El curso va dirigido al público en general. Es para todos aquellos que tengan la curiosidad de aprender a leer los jeroglíficos mayas y no se requiere ningún otro requisito especial para tomar las clases”, comenta el arqueólogo Jesús Guillermo Kantún Rivera, quien imparte las clases a dos grupos distintos en la semana.

Las motivaciones de los asistentes son diversas. “La mayoría toma las clases porque son amantes y entusiastas de la cultura maya y quieren saber más y conocer más sobre la cultura de la antigüedad”, señala el especialista a elchilambalam en una entrevista por escrito.

A las sesiones asiste un público diverso: estudiantes y arqueólogos y estudiosos de otras ciencias sociales, y guías de turistas, todos con el afán de ampliar sus conocimientos.

Pero también “muchas otras personas toman el curso de epigrafía maya porque son hablantes de [lengua] maya y buscan conocer las raíces del idioma; la epigrafía maya ayuda a entender mejor la etimología de muchas cosas en el maya de hoy día; otras personas que hablan maya toman estos cursos no tanto para aprender a leer, sino más bien para aprender a escribir el propio idioma con los signos de la escritura antigua. Actualmente, algunos artistas escriben su obra literaria con los signos antiguos”, indica Kantún.

Y añade: “El curso consta de tres niveles. El primero es para principiantes y trata los temas básicos para entender el sistema de escritura jeroglífica. El segundo, del calendario y cómo la información calendárica articula el contenido de la información en los textos jeroglíficos. Y el tercero sobre la gramática del idioma maya clásico, que es el lenguaje de las inscripciones, y ayuda al alumno a traducir con mayor fidelidad el contenido de los textos”.

“Después de los tres niveles habría talleres enfocados en textos y ejemplos específicos de ciertos sitios arqueológicos, temas o monumentos, para que los alumnos practiquen sus habilidades y traduzcan ellos mismos los textos”, señala el especialista.

Es cosa sabida que los jeroglíficos mayas y en general los motivos arquitectónicos de la civilización maya ejercen gran atractivo sobre los estudiosos de muchas partes del mundo y vienen a nuestras tierras a aprender el idioma y saber más sobre la cultura.

En esta ocasión el Centro Yuri Knórosov comenzará un nuevo curso el lunes 13 y martes 14 de abril, con horarios de 6:00 a 8:00 pm.

El local está ubicado en la planta alta del Pasaje Picheta (calle 61 entre 60 y 62), en el Centro Histórico de Mérida.

Para dudas y confirmación de asistencia escriba al correo electrónico [email protected]

 

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