Los mayas prehispánicos, autores de los calendarios, no estaban obsesionados con el tiempo –no podían estarlo–, pues carecían del concepto que tenemos hoy día de este fenómeno, afirma el investigador Alexander Voss, quien participará como ponente en el simposio “El tiempo en el pensamiento maya”, que tendrá lugar el 27 y 28 de septiembre en el salón Ek Balam, del Siglo XXI, en Mérida, Yucatán.
En realidad, “el tiempo es movimiento, producción y actividad. El concepto moderno del tiempo como una constante física no existía en aquel entonces, ni siquiera en las culturas europeas. La constante tiempo (t) se descubre en el siglo XVII”, asevera el profesor de la Universidad de Quintana Roo, quien sustentará el jueves 27, a las 4:45 p.m., su tesis Tiempo para los dioses-tiempo para los hombres: la estructura del ha’ab durante el Posclásico Tardío.
En su exposición, Voss planteará la necesidad de reconsiderar las interpretaciones mecanicistas del calendario maya, pues esta civilización lo organizó según sus necesidades sociobiológicas y culturales, explicó en su momento el arqueólogo Alfredo Barrera Rubio, coordinador del simposio que inaugura el jueves. (El Chilam Balam ignora los horarios, pues no ha logrado averiguar los detalles del programa)
En un mail que envió a El Chilam Balam en respuesta a algunas preguntas, Voss señala que como todas las culturas de Mesoamérica, los mayas construyen el tiempo-acción a partir de los movimientos de los seres sobrehumanos, es decir, los dioses.
¿Y qué son los dioses? Son las manifestaciones de las fuerzas incontrolables de la naturaleza (viento, agua, fuego, astros, el nacimiento, el crecimiento y la muerte). Los dioses condicionan el desarrollo del hombre. Mediante el calendario (sus calendarios), el hombre maya procura prever las acciones de los dioses pues de esta habilidad dependerá la satisfacción de su propio sustento y del de los dioses.
Por lo tanto, decir que los mayas “estaban obsesionados por el tiempo” es una expresión muy de nuestro tiempo, y sólo distorsiona los hechos, señala Voss, autor de varios trabajos sobre los mayas del posclásico tardío. Lo cierto es que si el hombre no planea las acciones que garanticen su propio sustento, no podrá sobrevivir. Ya que dependemos de la flora y fauna de nuestro entorno. Es necesario, afirma, tener cierto registro del tiempo para saber cuando cazar, cosechar, sembrar. Eso es común a todas las culturas humanas y los mayas ciertamente no son una excepción.