“Nunca hubo una debacle de la cultura maya”

Una de las salas del museo Quai Branly, en París

No hubo una debacle, no hubo un fracaso social generalizado entre los mayas del Clásico como es común afirmarlo, pues cuando las grandes ciudades del Sur desaparecieron, otras emergieron primero en el Centro y después en el Norte, y fueron centros con importantes planes de construcción (desde Ceibal hasta Uxmal y Chichén Itzá). De modo que no hubo “fin” sino una época inventiva, más inventiva que destructiva. Lo que sí hubo es un largo periodo de transición hacia el porvenir, afirmaron especialistas francesas en el coloquio del Quai Branly.

A medida de que se vayan conociendo mejor los datos arqueológicos, y también los paleomedioambientales, del fin del Clásico en las Tierras Bajas Mayas –que data tradicionalmente de 950 d. C. – se aclarará mejor que este “fin” duró demasiado (entre 780 y 1050) como para que lo califiquen de hundimiento brutal, afirmaron Charlotte Arnauld, Chloé Andrieu, Mélanie Forné, (CNRS-Universidad de París 1), todas del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia (CNRS), la institución de investigación más importante de este país.

En el contexto de la exposición Mayas, revelación de un tiempo sin fin, las historiadoras hicieron una análisis del supuesto “fin” de la civilización maya, echando mano a varios gráficos, analizando los hechos por segmentos temporales de 50 años, en la tarde de jueves 9 de octubre, segundo día del coloquio, con su ponencia “El fin dura largo tiempo: las generaciones del cambio en las Tierras Bajas Mayas entre los periodos Clásico y Postclásico”. Esta exposición fue una de las más interesantes de la jornada.

Siempre sobre el periodo Clásico, investigadores de la Universidad de París 1- CNRS (D. Michelet, G. Pereira y H. Goudiaby) hicieron una reflexión sobre las “temporalidades funerarias” entre los mayas de las tierras bajas basándose de la arqueología funeraria. Se llamó “El tiempo, los gestos y la muerte”. Los especialistas distinguieron la memoria glorificada de los reyes y notaron que el sistema calendario es el mismo para la muerte y los funerales: no parece existir una temporalidad liminar entre vida y muerte.

Títulos que están a la venta

Según los académicos, la memoria puede materializarse para mantener el vínculo entre vivos y muertos, en las pirámides –claro– pero también en oratorios funerarios domésticos (Tikal) o casas que “brotan de los muertos” (Río Bec). Sin embargo, también podemos ver un paso de la memoria al olvido: a veces ya en el espacio residencial (Naachtun) pero sobre todo en lugares aislados, como las cuevas (en donde se encuentran osarios) y los cenotes (152 cuerpos en el cenote Las Calaveras, Quintana Roo): no se sabe si los cuerpos fueron arrojados directamente al agua o vienen de tumbas reabiertas. Aparece desde el estudio una “memoria diferencial”, quizá debida a tiempos distintos.

En otra charla, Mario Humberto Ruz Sosa (UNAM) habló del mundo maya colonial. Encontró en el texto de un proceso por brujería la expresión “linajes de embustes”: la acusación principal contra los mayas en este texto es que usan su propio calendario, no el calendario cristiano. En su ponencia, el autor presentó el uso de los ritos calendáricos mayas en los textos de obispos desde la llamada Conquista, y al revés, el uso que dieron los mayas a la Biblia, incorporando a su propia visión historias como las de Abraham o de la Torre de Babel (nunca malos personajes, como Caín). Este maridaje de la cronovisión maya con la llegada de Occidente puede ser nominada en maya yucateco tsoola’an bej, el ordenado camino.

El mismo día, Tsubasa Okoshi (UNAM), en su ponencia Título de tierras de Maní (Yucatán), mostró que don Francisco de Montejo Xiu se volvió un modelo para la elaboración de títulos de tierras, casi un padre fundador de un nuevo orden del tiempo-espacio.

En la mañana de esta jornada del jueves, tres ponencias versaron sobre los mayas actuales. La guatemalteca Matilde González Izás habló de una investigación realizada entre los k’iche, para conocer mejor sus interpretaciones sobre las luchas del fin de siglo XX y sus maneras de interpretar el hilo del tiempo a la luz de los cambios de esos años. La francesa Agnès Bergeret presentó su experiencia entre los q’eqchi’ en el pueblo de Cahabón (Guatemala), donde los relatos de las luchas campesinas entre el líder maya Marcelino Xol y el propietario de la finca no están lejos de palabras míticas y son revividos por la comunidad cuando se hace el baile del venado. Rocío Martínez (de la Universidad Autónoma de Chiapas, UNACH) presentó los vestidos rituales (ts’akiel) de la fiesta de k’in tajimol entre los tsotsiles de Chenalhó y Polhó. Esas ropas son como personas pues tienen ojos que son los bordados (rojos sobre traje blanco para las “madres”), y son “como una ventana para ver”. Los seres de los bordados hacen vivir a las almas dentro del vestido y son la memoria de los tsotsiles.

En la mañana del viernes 10 de octubre se trató el “tiempo vivido (cotidiano y ritual)”.

Henri Bergvist (Estocolmo) habló en inglés sobre la lengua de los mayas lacandón, y la evolución de la palabra úuch desde un sentido temporal de pasado (como en maya yucateco) a un sentido personal, de algo desconocido por la persona que habla.

Valentina Vapnarsky (Universidad Paris-Oeste – CNRS) habló en español sobre el futuro en maya yucateco. Presentó las diferentes expresiones del futuro y afirmó que el éste tiene su individualidad, que no es usado sólo en una visión cíclica del tiempo en donde pasado y futuro se unen.

La última ponencia del coloquio, de Piero Gorza (Turín), en español, recordaba con razón que los mayas de hoy, claro, usan internet y los medios actuales de comunicación pero que a pesar de estos cambios, el alma maya vive, con las fuerzas misteriosas del mundo tradicional, con el pasado perforando la piel sutil del presente.

La tarde del viernes (a la cual la enviada especial no pude asistir) hubo una síntesis de los temas, con discusiones y una conferencia de W. Hanks (Berkeley) sobre el “reto de la pluralidad” en el tema del coloquio.

La enviada especial de El Chilam Balam fue una entusiasta del coloquio, con tantos temas, tantas ideas variadas sobre tantos pueblos, y sin embargo una impresión de profunda unidad en un común gusto, un interés vívido en la civilización de los mayas. Sintió con alegría el mismo respeto, el mismo afecto para los mayas de hoy que para sus antepasados. Y estuvo llena de admiración por la excelente organización del evento, y de gratitud para el comité que lo hizo posible.

Libros a la venta en la exposición Mayas. Revelación de un tiempo sin fin, en París

Nicole Genaille
Investigadora, egiptóloga, docente | [email protected] | Página Web

Nicole Genaille es profesora, escritora, traductora, investigadora de las culturas egipcia y maya

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