PARTE UNO. Lo que vemos en la imagen es el cuadrado central de la hilada de cuadrados que lleva en la espalda la víbora cascabel Ajau Can Durissus Durissus, una especie de serpiente que sólo existe en el área maya. Es un cuadrivértive con cuatro cuadrados interiores simétricos y de 25 escamas cada uno: cien en total.
Como ábaco cronológico, el llamado Canamayté también tiene la cruz de cuatro aspas con cinco escamas en cada una que suman 20 en total. Asimismo, tiene los lados de 13 escamas que contados aisladamente y multiplicados por cuatro dan la cifra calendárica de 52. (Los cuatro aspas de cinco escamas explica, según el autor, el que los mayas aun después de la conquista contaran de cuatro veces cinco, de donde el sistema vigesimal.)
Contando en forma de permutación las 13 escamas de los lados por los 20 escamas de la cruz se obtienen las 260 permutaciones del ciclo crotálico (no año maya) llamado Tzolkin o Tzolcán el cual es la base de la cronología maya.
Fuera del Ajau Can Durissus Durissus no hay en la naturaleza en astronomía o en objeto alguno el juego de 260 permutaciones. Sólo está en la víbora sagrada que fue eje de la civilización maya, explica José Díaz Bolio en su obra Origen de la cronología maya, editada por la Revista de la Universidad de Yucatán (sobretiro de los números 121 y 122).
Las cien escamas que están en los cuadrados interiores (25 en cada cuadro interior, en total 100) sumados a los 260 días del Tzolkin suman los 360 días, que hacen el tun. (Veinte tunes hacen un katún).
Completan los 365 años del año solar cinco días que son llamados xma’a k’aba’ (sin nombre) que son los días aciagos, de mala suerte ya que no están de forma cabal en el canamayté, según el autor yucateco. Estos cinco días los toman prestados de una de las barras interiores del Canamayté. Es período se llama ja’ab.
Los mayistas llaman “rueda calendárica” al juego de permutaciones en el cual se realizan las cuentas desde el año sagrado de 260 días, hasta el tun de 360 días y los cinco días aciagos. En realidad, indica el estudioso, no se trata de una rueda, sino de un cuadrado calendárico en el cual se dan todas las posibilidades cronológicas.