El sábado 5 de diciembre de 2015 visité una antigua ciudad maya ubicada en los terrenos de la comunidades de Huaymax y Sabán, en el estado de Quintana Roo. Acompañada de mi amigo Marcial Hau Dzib recorrimos una hora de carretera desde José María Morelos hasta Huaymax para conocer aquellos vestigios arqueológicos que la naturaleza se va apropiando.
Después de hacer una parada en Huaymax, recorrimos en automóvil unos 10 minutos sobre un antiguo camino pavimentado rodeado de una vasta vegetación, para llegar a la zona llamada Yokop (en lengua maya Yóo’k’oop, es decir yóok’ (encima) y k’óop (hondonada o rejollada) y quizá este nombre se deba que el sitio se encuentra asentado en las faldas de una gran aguada.
No hay señalamientos que dirijan al paseante al lugar, por eso fue necesario acudir con algún representante de la comunidad para tener acceso, y en mi caso fue mi amigo Marcial oriundo de Huaymax y cuya familia amablemente me recibió en su casa.
Aunque el sitio no está abierto al público, la gente de los alrededores visita el lugar en el periodo de vacaciones y gracias a eso el camino entre la selva se encuentra transitable.
Desde el inicio de la caminata el trayecto se distinguía claramente porque mientras avanzábamos el terreno iba ascendiendo suavemente sobre una plataforma artificial construida por los antiguos mayas. Supimos que hemos llegado porque ante nuestros ojos se impuso un edificio, al parecer el más alto de la región, con una altura de 30 metros por el cual puedes subir y admirar desde lo alto el paisaje de la selva. Desde ahí también puedes mirar entre la espesa vegetación, el áreas donde se ubica la aguada.
Desde la cúspide del edificio se pueden ver dos cuartos abovedados que están todavía de pie y que aún conservan parte del mortero que le da fuerza a las piedras para que no se caigan. Aunque en su interior tiene escombro, es posible adentrarse y admirar la arquitectura como las tapas de las bóvedas ubicadas en el techo del cuarto.
Explorar esta región me dio la oportunidad de recorrer los montículos entre los altos árboles que no me permitían ver el sol. En el área, se pueden identificar basamentos piramidales, plataformas y escalinatas que te permiten acceder a las plazas y patios privados de la familia de élite que vivía en el lugar.
Al costado sur del sitio se encuentra la aguada. Por el poco uso humano que actualmente tiene, se encuentra con mucha vegetación, sin embargo se puede observar una abundante fauna que depende de la laguna: lagartijas, tortugas, aves, abejas y una variedad de insectos. Incluso, encontramos un área donde un oso hormiguero había escarbado para sacar su comida. Así como una pareja de águilas que al parecer tenía cerca su nido, porque no dejaban de sobrevolar cerca de la laguna. Los lugareños dicen que en la temporada de secas se pueden observar venados y pavos de monte además de otras especies.
La coloración del agua es verdosa debido a las hojas de los árboles que caen. Nosotros, caminamos a las orillas del agua escuchando la fauna silvestre. Sin duda, este acuífero fue la razón principal para fundar esta antigua ciudad maya.
Finalmente, regresamos al pueblo, a la casa de Marcial, donde su familia nos invitó a comer lomillos pero no al estilo Valladolid como uno podría pensar: lomitos con una preparación muy distinta y con un sabor igualmente rico. Sin duda, hay que regresar otro día para continuar explorando este sitio arqueológico y continuar conversansando con la gente maravillosa de Huaymax.
Fátima Tec Pool
Arqueóloga Fátima del Rosario Tec Pool, miembro fundador de Grupo Espeleológico Ajau y presidenta de la Unión Mexicana de Agrupaciones Espeleológicas (UMAE)