La tarea indispensable de un joven escritor en lengua originaria, en este caso de la lengua maya, es leer a conciencia la literatura hecha en ese idioma, afirmó el maestro Armando Sánchez Gómez, premio Waldemar Noh Tzec 2017.
Durante una conversación telefónica a principios de diciembre, el autor del poemario Ajumo (que pronunció como voz aguda), habló de sus inicios como escritor, su manera de crear y su sorpresa de haberse ganado el premio.
Leer literatura en su lengua originaria, en su caso el tseltal, permitirá a los jóvenes hacerse una idea sobre la creación, remarçó el ganador del Premio de Poesía Maya Internacional Waldemar Noh Tzec 2016.
“Escribir en su lengua originaria es lo primero, la traducción al español es cosa posterior”, recuerda el maestro que le aconsejó en aquel entonces Carlos Montemayor, con quien tomó los primeros talleres en 1993, que fue cuando comenzó a percibirse como escritor.
En su caso, cuenta, los temas le nacen casi siempre en el trayecto de San Cristóbal de las Casas hasta la escuela donde se desempeña como director.
“Apunto en un cuaderno con el que ando siempre, y luego reviso y hago cambios, y mejoro. Normalmente hay que trabajarlos mucho”, comenta el autor de tres volúmenes impresos en la colección Letras Contemporáneas.
La revisión del español tiene el objeto de buscar la mejor traducción de modo que tenga calidad en castellano y es un verdadero reto, según el maestro.
Tres días antes de la premiación en Calkiní, que en este caso fue el 1 de diciembre pasado, el maestro Armando Sánchez recibió una llamada telefónica del secretario de Cultura de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas, que le notificaba su triunfo en el certamen que se premia en Calkiní.
“Sí que me llevó trabajo llegar a tiempo a Calkiní” por lo metido que estaba el tiempo, dice el poeta, pero se manifestó complacido que el funcionario le haya asegurado una edición bien cuidada de su obra Ajumo, que consta de más de 70 páginas (en maya y español), y que no pasará a la prensa sin que antes el autor no haya dado su visto bueno.
¿Y según el juicio del jurado cuál sería la mayor cualidad de su obra? “Su universalidad”, responde tras unos segundos de silencio y aclara que esto fue lo que le comentó el secretario de Cultura, quien a su vez recibió el dictamen de la presidenta del jurado, la escritora yucateca Sol Ceh Moo.
Autor de tres libros de poesía y tres libros de cuentos, Armando Sánchez nació en el paraje Chaonil, Oxchuc, Chiapas, y radicado actualmente en San Cristóbal hace un viaje todos los días para llegar a su destino donde se desempeña como director de una escuela primaria.
Según explicó, la obra Ajumó está empañado más del espíritu zoque que es la lengua de región donde él se desempeña como profesor. Así, el Ajumo está relacionado con los alimentos básicos como el maíz y el frijol, y lo que resulta como los atoles y los tamalitos.
El poemario de Armano Sánchez se divide en cuatro partes y tratan temas sobre los alimentos y sus rituales. La primera parte se llama Ojos azules y se refiere a las personas de ojos azules, que se distinguen en un medio indígena, personas que son mayormente de origen francés; la segunda parte se llama Pozol de amor, que trata de ritual y de alimentos; la tercera parte es Ajumó, que es la milpa zoque, y por último Leche del alma cuyo tema son los atoles y los tamalitos.
Son en total, 79 páginas de texto, incluidos los escritos originales en tzeltal y la traducción al español.
Armando López señaló, por otra parte, que la situación de la literatura en Chiapas no es la mejor hoy día, pero que siempre ha estado así y esta situación se debe a que los promotores en lengua indígena son muy pocos y los escritores que dan talleres son todavía más pocos.
Es licenciado en Educación Preescolar indígena por la UPN y ha hecho diplomados y talleres literarios en lengua maya.
En 2016, la convocatoria al Premio Internacional de Poesía “Waldemar Noh Tzec” fue abierta el 27 de mayo, cerrada el 15 de agosto siguiente y fallado el 1 de diciembre. Salvo la escritora Sol Ceh Moo, no se sabe quiénes fueron los otros jurados del certamen, ni se sabe cuántas obras participaron.