Una norma mexicana que se publicará en breve representa un fuerte golpe a la medicina tradicional, pues prohibirá que agrupaciones o particulares fabriquen “medicamentos” (o remedios) artesanalmente a menos que tengan “un laboratorio”.
La medida representa un retroceso más en el reconocimiento de los derechos indígenas y un triunfo demoledor de las farmacéuticas, nacionles y trasnacionales, que tienen el ojo puestos las plantas con propiedadas activas que puedan patentar y comercializar.
En el auditorio Cepeda Peraza de la UADY, en el marco de la conferencia magistral “Medicina tradicional”, el antropólogo Vicente Vargas Gente criticó la visión colonialista de legisladores y gobiernos que no quieren tener en cuenta los derechos de los pueblos originarios.
Un ejemplo de la expoliación de plantas medicinales por los laboratorios, explicó, es lo que ocurrió con el barrasco, una planta mexicana con cuyas propiedades activas la trasnacional Bayer logró fabricar anticonceptivos.
Las políticas gubernamentales antiindígenas han logrado en pocos años reducir de 200 a sólo 20 las agrupaciones de “médicos tradicionales” en todo el país. Incluso el término “médico tradicional” fue impuesto, pues los curanderos indígenas tienen sus propios nombre.
Poco antes, el médico cirujano, antropólogo y especialista en medicina tradicional, Hernán García Ramírez, había remarcado que la medicina tradicional son las personas, ya que son conocimientos compartidos por un grupo de personas herederos de una milenaria tradición.
México tiene un riquísimo acervo de medicina herbolaria y de otros tipos que deben ser salvaguardados, y las comunidades deben exigirlo por medio de sus ayuntamientos.