Arrasados el pueblo y sus pobladores, inutilizada con sal la tierra de sus campos para que nunca más crecieran los cultivos, los españoles creyeron haber dado fin para siempre a los rebeldes de Cisteil, encabezados por Jacinto Canek, pero no fue así.
Dos siglos y medio después, la antigua Cisteil alberga a una nueva generación de mayas trabajadores de la tierra. El lunes 16 de septiembre de 2013, durante una lluvia que obligó a elchilambalam e interlocutores a guarecerse en la casa de huano de un viejo molino, niños y adultos regresaban contentos de cosechar chiles “porque la tierra es muy buena y generosa”.
En este pueblo, o en estas inmediaciones, llegó el “tres o cuatro de noviembre” de 1761 el maya rebelde y trotamundos Jacinto Canek, “embaucó” a los jefes de este pueblo y los instigó a exterminar a los españoles, haciéndoles creer que la batalla estaba ganada.
Sin embargo, sus expectativas de victoria –irrisorias o mágicas, como se quiera– no se cumplieron y un ejército integrado por mílites de toda la “provincia de Yucatán" los aplastó el 26 de noviembre, capturando al “rey” Canek, a sus cercanos colaboradores y a cientos más de los sublevados en este importante levantamiento maya contra el dominio español.
Que no tenían armas los mayas más que algunos fusiles. No importaba, porque Canek les aseguró que “las armas españolas echarían agua en lugar de balas”. Que muchos morirán, pero no había que preocuparse porque “con una agua de dulce de calabaza de Castilla los caídos resucitarán”, había prometido el rey.
El rey fue traído a Mérida, procesado y condenado a la “pena ordinaria de muerte”. Es decir: “Atenazándolo y quebrando los brazos y piernas a golpes, puesto en un cadalso en la plaza pública… Y luego que muera naturalmente y esté tres horas expuesto en dicho cadalso para que todos lo vean, se quemará su cuerpo y sus cenizas se darán al viento”. Todo lo cual se cumplió puntualmente. Fue retirado de dicho cadalso a las dos y media de la tarde del 14 de diciembre de 1761, desnudado y llevado su cadáver fuera de la ciudad para su incineración, según los documentos oficiales del proceso que pueden leerse completos en Rey Canek. Documentos sobre la sublevación maya de 1761.
Un puñado de amigos del rey también recibieron un castigo ejemplar. En Cisteil, Tixméhuac y Tiholop las cabezas de los líderes de los sublevados fueron izados en palos de cuatro varas de alto y sus manos mutiladas colgadas en las casas de audiencia de los indios para escarmientos. Sus cuerpos, descuartizados y expuestos en árboles de la salida de Mérida…
“Todo lo que ha sucedido, sucederá de nuevo”, dicen los abuelos mayas.
Hoy la tierra ha vuelto a su fertilidad natural; el espíritu de los mayas recobra fuerza y voz en estas fechas en todo el Mayab.
“Me encanta pasear en los pueblos”, exclama feliz un comprador de cítricos y chiles, quien ya había llenado su camionetita y esperaba impaciente una carga de chiles dulces que tardaba en llegar.
“Conocer su historia nos hacen apreciarlos mejor, nos hacen también querer su bien. Viajar para conocerlos”, le responde elchilambalam.
Para llegar a la nueva Cisteil fácilmente puede tomarse la carretera Mérida-Peto, vía Teabo. Después de este cruzamiento, avanzar un poco más hasta la entrada a Tixméhuac, que está a la izquierda. De ahí se llega a Nenelá, arriba uno a Timul y Cisteil está un poco más adelante, rumbo a Tiholop. Una ruta alterna es venir de Sotuta-Tixcacaltuyub-Timul y Cisteil.
A la entrada del pueblo un letrero informa a los visitantes que las calles que se ven fueron hechas con recursos propios, no del municipio (Yaxcabá). En el centro del pueblo el paseante podrá leer en un letrero las palabras que Ermilo Abreu, poeta, dijo en su Canek : “Los blancos hicieron que estas tierras fueron extranjeras para el indio; hicieron que el indio comprara con su sangre el aire que respira”.
Hace un año, por primera vez escuchó elChilamBalam el enojo de este pueblo que se siente engañado como tantos otros pueblos mayas. Una instalación eléctrica inconclusa fue dada a conocer a los medios de comunicación como concluida, mientras ellos usaban velas para iluminarse por las noches y compraban gasolina para hacer funcionar una bomba de agua. Y así durante los últimos diez años (y parece también todo 2013).
–Cuándo volverás preguntaron a elchilambalam entonces.
–Pronto –les respondí.
–Demuestra que tienes huevos y regresa pronto –respondieron–. Porque muchos han pasado y han demostrado interés en nuestro problema. Y nunca vuelven porque lo que quieren es dinero.
“Cuando mis papás llegaron a esta comunidad hace unos 60 años, esto que ves era puro monte en abandono. Sin embargo podía verse lo que había sido el centro del antiguo pueblo, algo también de las ruinas de su iglesia… “, cuenta un vecino implacable, sentado bajo un gigantesco árbol en el centro del pueblo.
“De nadie eran estas tierras. Hicimos muchos papeleos ante las autoridades y como nadie salió a reclamarlas fue otorgada a nosotros para que la trabajemos. Ahora todos somos ejidatarios”, recuerda.
Canek. Un nombre que también se dice suspirando…
En la carretera Timul-Tiholop, muy cerca de Cisteil, los trabajos de instalación de cablería avanzan rápidamente. “Dicen que esta semana entregan todo”, informa un vecino. “Es mucho dinero invertido en el proyecto. Millones. También en el anterior de hace diez años que nunca se concluyó se invirtieron millones. Dicen que la CDI (Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas) vigila los trabajos pero desde que comenzaron los trabajos en febrero pasado el delegado de la CDI de Peto sólo ha venido una vez… “
Nada turístico hay en Cisteil a la manera comercial, pero los amantes de la historia pueden sentir la emoción de visitar un lugar en donde todavía es posible encontrar rastros de un pasado lejano: los restos de lo que fue el convento y las trincheras, devoradas por la maleza y por las que hay que caminar si se quieren ver pozos y cenotes monte adentro.
Es la tierra que el ilustrado Jacinto Uc de los Santos eligió “para proclamarse el esperado hombre-dios de la mitología maya que retornaba del Oriente para liberar a su pueblo”.
Tierra de la fugaz Conjura de Cisteil donde se derramó la sangre de unos 600 indígenas y unos ¡40 españoles muertos!
Tierra de Jacinto Canek, hombre que al ser ejecutado tenía sólo 30 años de edad pero que hoy pervive en la memoria de los mayas que conservan la memoria.
José Natividad Ic Xec
José Natividad Ic Xec es director de elchilambalam.com y mayapolitikon.com
Tierra de Jacinto Canek, hombre que al ser ejecutado tenía sólo 30 años de edad pero que hoy pervive en la memoria de los mayas que tenemos memoria.