“La cultura maya está viva y sigue adelante fuertemente” es la conclusión de una joven estadounidense al final de una estancia en Yucatán donde vino a aprender español y conoció de manera íntima la cultura de la cual se enamoró.
“Vine por el español pero me di cuenta que más que el idioma es la cultura y la gente, y recurrí a la fotografía para expresar mi experiencia”, explica la estudiante a elchilambalam en el céntrico café Momoto (60 entre 41 y 43), donde se inauguró su exposición con un título muy significativo: Por las tierras del Mayab.
En una treintena de fotografías, Rebecca Haydu narra su “inmersión” en tierras mayas y su contacto con las personas de distintas comunidades, una experiencia que inició en diciembre de 2013, en el llamado Programa de Inmersión Cultural en Yucatán (PICY), con sede en Mérida.
Son fotografías de la vida cotidiana, nada extraordinarias salvo que “las hice con el corazón” porque hablan de lo que viví con mis amigos, comenta Rebecca. “Muchos escriben sus experiencias, yo las fotografío”.
Estudiante de Ecología Humana en el College of the Atlantic en Bar Harbor, Maine, Rebecca vivió con familias en diferentes poblaciones en Yucatán, incluidas de Mérida, pero una de las más significativas fue la que conoció durante su estancia en Chankom (cerca de Valladolid) pues la familia solamente hablaba maya.
“Me hubiera gustado aprender más maya”, reconoce, pero el tiempo no lo permitió, y ahora regresa a su tierra con un tesoro de contacto humano porque con las familias donde vivió aprendió que el dicho “mi casa es tu casa” es verdad en Yucatán.
Además de aprender a dormir en hamaca y de hacer tortillas con las manos, Rebecca aprendió palabras y frases en maya. Y las presume: bix a k’aaba’ (cómo te llamas), tu’ux ka bin (a dónde vas) y el mismo tortear: pak’ach.
Luego de la breve ceremonia de inauguración de la muestra Por los caminos del Mayab, se repartieron unos bocadillos y el convivio se prolongó unas horas después.
La exposición fotográfica se inauguró el 20 de junio pasado en el café Momoto y permanecerá hasta el 30 de julio, y puede visitarse de lunes a sábado, de 7 am a 11 pm. La entrada es gratis.