Muchos siglos antes de que los españoles llegaran al continente, los mayas ya fumaban lo que hoy llamamos tabaco. Una estela del siglo X muestra a un sacerdote maya exhalando el humo de tremendo cigarro.
¿Morían los mayas por fumar? Lo único cierto es que el tabaco pasó de América al mundo, y de un uso puramente ritual y terapéutico pasó rápidamente a ser consumido por puro placer.
Pero ¿cómo preparaban los antiguos mayas sus cigarros? A mediados del siglo XIX un estudioso de la cultura describía cómo lo preparaban los mayas contemporáneos.
Los mayas, cuenta, fabricaban un cigarro que llamaban Cocom, y consistía básicamente en media hoja de zapote (o de pimienta Tabasco) enrollada e impregnada con una especie de jarabe hecho de atole de camote y de miel.
La receta centenaria es como sigue, según la descripción fray Estanislao Carrillo, un sacerdote natural de Teabo que sirvió mucho tiempo en Ticul.
1. Se toma el tubérculo de una planta llamada Cocom, se rebana finamente y se pone a carbonizar en el comal. En seguida se pulveriza (suponemos en un tamulador en que igualmente se machaca el chile), se le agrega miel (suponemos, la xúunan kaab ) y atole de camote, hasta lograr una sustancia bastante espesa.
2. Se toman las hojas de zapote (ya’, en maya) o de la pimienta Tabasco y se dividen en dos mitades. Con ayuda de un palillo se enrolla cada uno (dándole forma de cigarro) y se aseguran con una hebra de hilo de henequén, y se colocan luego bajo los rayos del sol para que se sequen completamente.
3. Una vez deshidratado cada “cigarro” se retiran los palillos que han servido para darle dicha forma, se embadurna con el jarabe de Cocom, camote y miel (dejando libre un extremo donde se chupará), se deja secar de nuevo y el hueco que dejó el palillo se llena con tabaco maya desmenuzado (k’uuts). Para que éste no se derrame se dobla un extremo y se asegura.
He aquí el cigarro llamado Cocom, que fumarlo “llena el aire de un aroma bastante agradable”, señala fray Estanislao Carrillo en su artículo “Cocom”, que puede leerse en la obrita Fray Estanislao y el enano de Uxmal, recopilación de textos del arqueólogo Alfredo Barrera Rubio.
En los campos de hoy día, los mayas que incursionan en los montes altos y trabajan en la espesura suelen masticar largamente su tabaco cimarrón (k’uuts), y se frotan las piernas con la saliva que genera, ya que es creencia que esto aleja a las serpientes venenosas.
El Cocom es el siguiente producto que el Chilam Balam quiere manufacturar, después del Báalché, licor de los dioses, en un intento de poner la riqueza ancestral maya en el escenario y que no se olvide.
Buen articulo, solo un comentario, la imagen inicial a la que se refieren colo de “un sacerdote exhalando humo” en realidad es una representacion de una deidad del periodo clasico, y cuyo nombre real aun se desconoce, por lo que comunmente se le refiere con su nonombre de catalogo dios “L”, y comunmente se le representa con su sombrero, su capa de puel de jaguar y su cigarro encendido.
Un saludo
Buen articulo, solo un comentario, la imagen inicial a la que se refieren como de “un sacerdote exhalando humo” en realidad es una representacion de una deidad del periodo clasico, y cuyo nombre real aun se desconoce, por lo que comunmente se le refiere con su nonombre de catalogo dios “L”, y comunmente se le representa con su sombrero, su capa de puel de jaguar y su cigarro encendido.
Un saludo