Los campesinos mayas que son fieles a la tradición de sus ancestros alimentan con saka’ a sus deidades en cinco ocasiones, para obtener buena cosecha.

Desde luego, nos referimos al “campesino verdadero”, al que trabaja la tierra, no a aquellos que pagan para que se les haga la milpa y ni siquiera la visitan de vez en cuando. Esos son comerciantes y los dioses no lo ven bien porque su interés es el lucro, no el bien de la tierra ni la preservación de la vida, señala el jmeen o sacerdote maya, Antonio Mukul, vecino de Maní. Lo peor, añade, es que cuando los dioses castigan nos toca parejo, no sólo a los que comercializan y hacen negocio.

“La primera ofrenda debe hacerse al desmontarse el área en que se va sembrar; segundo, en la quema; tercera, para limpiar bien la tierra, luego cuando espiga y finalmente para la cosecha”, explica.

El Aj K’iin la ceremonia de jo’osaj saka’ para atraer las bendiciones de los bakab (iik’oob, que son vientos) para que en esta temporada las lluvias sean generosas y los campos rindan buenos frutos.

Sacerdotes mayas, activistas y familias participaron en la Feria de las Semillas, que tuvo lugar en Kambul, comisaría de Peto, cuyo objetivo es de preservar la semilla criolla y hacer conciencia de su importancia para el campo yucateco.

Los campesinos mayas esperan una temporada de lluvias favorable para las tierras y buenas cosechas.

Organizaciones sociales han expresado su preocupación en las últimas semanas por la invasión de Yucatán de semillas manipuladas genéticamente (transgénicos), que tiene graves consecuencias para la agricultura y la producción mielera. Los dedos apuntan a la trasnacional Monsanto (hoy día propiedad de Bayer), que finalmente podría dominar todo el área de los alimentos agrícolas.

El saka’ es una bebida tipo horchata hecho de maíz, la cual se ofrenda a los bacabes (en los cuatro puntos cardinales) servidos en jícaras, colgadas en las ramas de los árboles o en las esquinas de una mesa. Con información de Amadeo Cool, de Radio XEPET.