Llevar el corazón en paz, norma ética de pueblos mesoamericanos

Por ALEJANDRA QUINTANILLA, Doctora en Historia

Hace unos 400 años, a principios del siglo XVII, los obispos de la tierra que ellos llamaban Nueva España, quisieron saber si todavía quedaba algo de la religión mesoamericana… Mandaron frailes, sacerdotes y hasta doctores de la iglesia para hacer las averiguaciones. Unos años después, los reportes empezaron a llegar y, ¡oh sorpresa!: la religión, los sentimientos, los valores, los rezos y las plegarias mesoamericanas estaban fuertes, vivas y palpitando por todo el territorio que ellos llamaban Nueva España.

En Yucatán, fue el doctor Pedro Sánchez de Aguilar, natural de Valladolid, Yucatán, quien estuvo personalmente a cargo del “Informe Contra Idolorum Cultores” publicado en Madrid, en 1639. Pero en esta ocasión no es Sánchez de Aguilar o sus visiones las que me interesan. En este breve texto voy a lo que ahora es el estado de Guerrero porque allá, en el “Tratado de las supersticiones y costumbres gentílicas que oy viuen entre los indios naturales desta Nueua España” que publicó el Bachiller Hernando Ruiz de Alarcón, párroco de Atenango (pueblo cercano a Taxco) en 1629, aparece una pequeña joya.

Se trata de una norma mesoamericana, un mandato que dicta como se debe beneficiar a las abejas y como se debe pescar. Se trata de un mandato que dice que tanto los pescadores como quienes cuidan de las abejas deben hacerlo con el corazón limpio de “pendencias” o pleitos y con el corazón “en paz”. He dicho que encontré una joya, y francamente no sé de qué otro modo llamar a este mandato que ordena tener el corazón limpio y en paz. Esta normatividad pertenece sin duda a un pueblo que ha desarrollado un muy alto sentido ético y una relación también de muy alta calidad con la naturaleza. Este breve párrafo también da las razones por las cuales deben tratarse así las abejas y los peces. Razones que como verán ustedes, eran compartidas totalmente por los pueblos mayas que han tenido un gran respeto por las abejas. Sin duda este breve texto ayudará a entender los valores y las normas de pueblo maya y en general de Mesoamérica.

Sin más, les presento el texto de Ruiz de Alarcón respetando tanto la ortografía como la sintaxis con que fue escrita por 1629:

“Y assi estos que buscan colmenas, panales y miel, como los pescadores tienen su superstición [o sea: tienen una norma derivada de su concepción ética no-cristiana] asentada que para tener buen suscesso, no han de ocuparse en las dichas obras teniendo pesa [¿pesadumbre?] enojos, ni pendencias [pleitos], antes los an de excutar [ejecutar] con mucha paz y gusto, que non esto hallarán con muy gran facilidad lo que desean, y de las avejas dan dos razones que siguen:

Son divinas y nos buscan el mantenimiento y son enemigas de pesadumbres.

Lo segundo, dizen que porque labran la cera que a de arder delante de Dios, quieren ser tratadas con reverencia por lo mucho que en ellas se estiman y encarecen.

Con esto atribuyen divinidad a las avejas y semejantemente a otros animales con que debemos estar advertidos universalmente, para atender con cuydado a cualquier género de lenguaje sospechoso.”

Referencia:

Pedro Ponce, Pedro Sánchez de Aguilar y otros, El alma encantada, con presentación de Fernando Benítez, Fondo de Cultura Económica, México: 1987, p.161.

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